Nuestros orígenes
El mundo ha cambiado. Y nosotros con él. En esta vorágine de tecnología, de sobre saturación de negocios, del mundo evolucionando y creciendo en demasía y a una velocidad abrumadora, en Campos Curlyhair aún creemos en hacer las cosas con amor, paciencia y tomándonos nuestro tiempo para que el camino sea más bonito y los resultados hablen por sí mismos.
Déjanos contarte nuestra historia, porque nos encantaría que seas parte de ella.
Como toda toda buena historia, la nuestra también tiene sus orígenes. Así como unos protagonistas que, más allá de lo que digan en los libros de quiénes deben ser, para nosotros lo son nuestros clientes y clientas que confían cada día en nuestro saber hacer para lograr un cachito de su felicidad.
Pero espera, vayamos por el principio y no nos adelantemos.
Mi abuela, protagonista de nuestra historia
Si alguien tiene que estar presente en nuestra historia, es mi abuela. Ella me inculcó el amor por los rizos, por las cosas naturales. Me contagió el valorar que cada cosa necesita su tiempo, su proceso, ese no forzar que todo ocurra cuando queremos, sino cuando debe ocurrir.
Recuerdo que ya de bien pequeña, jugaba a lavar y peinar el pelo de mis padres. Seguramente esto no tiene mucha trascendencia, pues la mayoría de niñas, a esas edades donde no hacemos más que ir descubriendo el mundo que nos rodea, hacen cosas similares.
Quien sí marcó un antes y un después en mi vida fue ella, mi abuela, y los infinitos momentos compartidos.
Los domingos eran días especiales. Días donde mi abuela y yo los pasábamos juntas, un “día de chicas”, donde el cuidado personal se hacía presente, mimando ese pelo rizado tan característico de nuestra familia.
Recuerdo con sumo cariño a mi abuela lavándome el pelo con productos naturales. Esos que en Campos Curlyhair hemos querido mantener su esencia por los buenos resultados y el cuidado de algo tan auténtico, especial y carismático como nuestros rizos.
Después de lavarme el pelo, mi abuela me mandaba al jardín para que me pusiera al sol y apretara ese montón de pelo rizado que tanto me caracterizó desde bien enana.
– ¡Apriétalo como si hicieras una pelota hasta que se hinche! – Me decía. –
Lo que ahora llamamos scrunch para que parezca más cool, pero que no deja de ser una técnica que lleva siglos entre nosotros y que, en nuestro caso, hemos mantenido siempre. Porque si algo funciona, ¿para qué vas a cambiarlo?
Pero sí podemos mejorarlo con profesionalidad, autenticidad, amor, materia prima de calidad y ganas, muchas ganas. Y en Campos Curlyhair lo hacemos.
Las piedras de toda historia…
Nuestra historia no siempre ha sido bonita. Y la mía personal, como toda historia real, y tantas otras, también ha tenido sus luces y sombras, sus piedras en el camino, sus momentos de oscuridad que, lejos de hundirme, no hicieron más que fortalecerme y hacerme más resiliente.
La confianza perdida de algunas personas a las que quería fueron jarrones de agua fría en unos momentos donde, siendo yo muy joven, lograron apagar mi brillo momentáneamente.
Pero no se puede competir con alguien que tiene las ganas por montera. No puedes apagar eternamente el brillo de quien sabe lo que quiere, pero mejor aún lo que no quiere. Esa soy yo, Conchi, tu Conchi si ya me conoces y eres parte de nuestra familia Campos Curlyhair.
Así que, haciendo caso omiso a lo que la gente pudiera decir, monté mi primera peluquería con el objetivo de hacer felices a quienes se pusieran en mis manos. Y nunca mejor dicho.
Si tenía un don, ¿por qué no sacarle partido a ello y además transmitiendo mi pasión y amor por el pelo?
Los rizos, mi pasión
Como buena emprendedora, empecé haciendo de todo. Al fin y al cabo, era lo que tocaba para sobrevivir. Aunque, con el tiempo, la edad, la experiencia y los tropiezos de la vida, empecé a valorar más eso de vivir, y no solo existir.
Así que, en mis inicios, mi peluquería era un todo terreno. Lo sé, si me conoces estoy convencida de que habrás pensado “como tú, Conchi”. Y razón no te falta. Hacía de todo y para todo tipo de pelo.
Pero mi amor por los rizos, mi devoción por hacer felices a los demás, las ganas de mejorar la vida a la gente a través de la imagen, del cuidado del pelo (y más aún, los rizos) y de la seguridad que conlleva sentirse bien con una misma (y uno mismo), tomé la decisión de especializar mi trabajo.
Algunos me tacharon de osada. Otros, confiaban en mi fracaso. Ya sabes, siempre hay personas que ante la ignorancia de saber cuán arduo ha sido el camino de esa persona, lo fácil es el prejuicio.
Pero no importa, la vida me ha enseñado que uno recibe siempre aquello que siembra, y en Campos Curlyhair de eso sabemos un cacho, porque nunca hemos dejado de sembrar, ni tenemos intención de dejar de hacerlo.
Así que la peluquería Campos, se convirtió en el salón Campos Curlyhair. Un salón donde la luz, los rizos, el cariño por todo aquello que hacemos, la alegría, las sonrisas y las ganas de hacer que las cosas ocurran, tomó vida de lo que hoy es nuestro negocio y, por qué no, nuestra razón de ser.
De hecho, a nuestro salón llegan clientes de toda España y otras nacionalidades para que les enseñemos a cuidar su cabello y cortar su pelo rizado en seco.
Conchi, pero si tu apellido no es Campos…
Llegados a este punto, seguramente te preguntes de dónde sale el nombre de Campos Curlyhair. Porque claro, mi apellido es Arias. Pero hace ya muchos años, a mi padre le dije que no quería que se me relacionara con el queso.
Seguro que se te ha escapado la sonrisilla, pero es así, necesitaba un nombre con esencia, con personalidad y autenticidad.
Por si no lo sabes, vengo de una familia humilde. Mi abuelo, para darle de comer a su familia, se dedicaba a cuidar algunos terrenos en Andalucía. En esos terrenos, cada cultivo se le llamaba campo.
Y como mi abuelo Andrés tenía que cuidar muchos campos, se le quedó el apodo de Andrés el de los campos.
Falleció cuando mi abuela era muy joven, y por aquél entonces, con cinco hijos y siendo mujer, lo que tocaba era casarse con otro hombre. Pero mi abuela, que era de armas tomar y emprendedora donde las haya, dijo que nanai…
Así que emprendió comprando tela y la perfilaba haciendo mantillas. Tanto ella, como sus hijas, es decir, mis tías. Pero ese trabajo se terminó extendiendo a las mujeres del pueblo.
Con los años, y sin casarse de nuevo, adoptó el apodo de su difunto marido, mi abuelo Andrés.
Así que ya debes imaginar un poco por dónde va la cosa…
Mi abuela me ha enseñado gran parte de los valores de la vida, de las personas y parte de mi trabajo, así que quise honrarla y llamé a mi primer negocio Salón Campos Peluqueros, hasta terminar llamándose Campos Curlyhair.
¿Te imaginabas este trocito de mi (nuestra) historia?
Mi persona favorita
Déjame contarte otro cachito de nuestra historia, porque sin él, nuestra marca no sería lo que es.
A estas alturas ya sabrás que te hablo de mi Antonio. Marido y socio en todo lo que hacemos, y Campos Curlyhair no podía ser menos.
Si a alguien debo agradecer su existencia, es a él. Un pilar incondicional que me apoyó desde el primer momento. Quien su forma de argumentar y focalizar los negocios, y su pragmatismo, en muchas ocasiones, me ha ayudado a aterrizar la infinidad de ideas que mi cabeza hiperactiva y emocional crean a diario.
Así que hacemos el tándem perfecto de corazón y razón, de Yin y Yan, de emoción y juicio. Quien su visión de futuro nos hace pensar en grande, pero con tanta cordura y profesionalidad, que es alentadora y realista.
Es mi sostén cuando las cosas no vienen como querríamos. Un socio que se involucra inconmensurablemente. Y aunque yo sea la cara visible, es mi punto de apoyo y también mi razón de ser, aunque yo por mí misma, ya sea.
Mis formaciones. Cuando das todo lo que sabes.
En Campos Curlyhair no somos de estarnos quietos, así que a lo largo de toda nuestra carrera profesional no hemos dejado de formarnos con los mejores peluqueros a nivel internacional.
Para nosotros la formación es una inversión, no solo de dinero, sino también de tiempo y de aprendizaje para volcarlo en el pelo de nuestros clientes en nuestro salón de peluquería.
Y claro, después de tantos años, la alumna se convirtió en maestra. Aunque me gusta decir que estoy siempre en estado amateur para seguir aprendiendo. Soy de las que piensa que el profesional que deja de aprender, se estanca en todo en la vida.
Nuestras formaciones han trascendido a lo largo de España y Latinoamérica. Algo que me apasiona y que, quien ha vivido algún taller mío, sabe de mi energía y las ganas de dar todo lo que sé a quienes ponen en mis manos su confianza.
La familia CCH
Después de tantos años viendo rizos por doquier, además de los míos propios, me di cuenta de los pocos productos que había para pelo rizado.
Así que me puse a investigar, cotejar, analizar y estudiar todas las necesidades que mis clientes, es decir, cabellos reales, estaban requiriendo.
De esa necesidad fehaciente de las personas de pelo rizado y de mi curiosidad e inquietud, nació nuestra línea de productos CCH.
Conchi, ¿y esto de CCH qué es?, te preguntarás.
Pues son 20 productos creados desde el amor más profundo y la profesionalidad más exhaustiva que puedas imaginar.
¿Te has sentido alguna vez perdido buscando los productos adecuados para tu cabello rizado? En Campos Curlyhair, entendemos tus necesidades y hemos creado esta línea de productos, los productos CCH, diseñados especialmente para ti.
Nuestra gama incluye champús, mascarillas, aceites y geles, todos formulados con ingredientes que nutren, hidratan y definen tus rizos.
Cada producto está pensado para resolver problemas específicos, desde el cuero cabelludo seco hasta la necesidad de definición extrema. Porque nos apasiona ayudarte a hacer brillar tus rizos con orgullo y autoestima.
Nuestros valores
Nuestros valores son parte de nuestro legado. Así como mi familia, sobre todo mi abuela, me enseñó sobre las personas, la vida, y las actitudes del ser humano, además de contarme mil historias de su vida, cierto es que a lo largo de la mía he ido adaptando esas enseñanzas para convertirme en la mujer y la profesional que soy hoy.
Junto con Antonio, nos gusta pensar que algo tan sencillo como la educación, la ética, la empatía, la generosidad y el intentar ser buenas personas, trabajando para lograr ser cada día una versión mejorada de lo que somos, es parte de esos valores que tanto nos caracterizan.
Al fin y al cabo, la vida ya se suele complicar sola, así que mejor regalar dosis de alegría, felicidad y una sonrisa. Esto suele ser la mejor medicina para nuestros clientes y amigos en nuestro salón de peluquería, Campos Curlyhair.
Nuestro propósito y retos
Sobra decir que no soportamos las injusticias, y que estamos sumamente concienciados con el medioambiente.
Tanto es así, que todos nuestros productos están meticulosamente trabajados para generar el mínimo impacto al planeta.
Trabajamos con un equipo, a todos los niveles de lo que se refiere un negocio, el nuestro en este caso, que cuida los detalles como a nosotros nos gusta, es decir, como si Campos Curlyhair fuera su propia marca, su propio negocio. Y esto, tú que nos lees, seguro que lo habrás percibido.
Y llegados a este punto, pensarás, ¿y ahora qué?
Pues ahora en Campos Curlyhair estamos trabajando en la creación de más productos para mejorar la calidad de vida de nuestros clientes y sus rizos. Como suelo decir, ¡para que se encojan de alegría!
Pero claro, inquietos y curiosos por naturaleza como somos, Antonio y yo nos hemos puesto la manta a la cabeza y, además de seguir formándonos día tras día y enseñar todo lo que aprendemos, hemos querido dar un paso más.
Pero de esto te hablaremos más adelante. De momento, queremos que sepas que no podemos quedarnos quietos con ese objetivo y reto de alegrarte la vida a ti y a todas las personas que confían en nosotros para mimar su pelo, y por ende, su autoestima.
Porque la vida va de eso, de ser feliz, aunque sea a ratitos.